El hombre está demasiado lleno de sí mismo y eso es su perdición.
El hombre debería ser como un bambú hueco, para que la existencia pueda pasar a través de él. El hombre debería ser una esponja porosa –permeable-, para que las puertas y ventanas de su ser estén abiertas, y la existencia pueda pasar de un extremo a otro sin obstáculos; de hecho, sin encontrar nadie dentro. El viento sopla; entra por una ventana de su ser y sale por otra. Este vacío es la mayor bendición que existe. Pero